Como contaba en mi primer post sobre Perú, nada en mi viaje al país de los quechuas fue comparable a la experiencia de recorrer el Camino Inca que conduce a Machu Picchu. Un total de 42 kilómetros (vamos, un maratón en toda regla) repartidos en cuatro etapas que discurren entre montañas de entre 2.500 y 4.200 metros de altura, para terminar coronando, nada más y nada menos, que la antigua ciudad inca de Machu Picchu.
Para emprender esta aventura es necesario contratar la excursión con una de las agencias de viajes acreditadas en Perú para hacer el Camino Inca. En este post encontrarás más información sobre cómo contratar agencia de viajes para el Camino Inca.
A continuación os cuento en qué consiste cada etapa del famoso Camino Inca de cuatro días y tres noches.
Día 1: De Cuzco al kilómetro 82 y al campamento de Wayllabamba
El primer día, una furgoneta nos recogió muy temprano en nuestro hostal de Cuzco y nos llevó hasta Ollantaytambo, donde todos los grupos hacen una parada para organizarse y para que los pasajeros (así es como el personal del Camino Inca se refiere a nosotros, los turistas) podamos hacer las compras de última hora y desayunar algo.
Nosotros aprovechamos para comprar los ponchos de lluvia (muy últiles para evitar que el agua se cuele entre tu espalda y la mochila y acabe mojando todas tus cosas) y unos palos de madera para andar. Puedes llevarte tus propios palos de senderismo o alquilarlos a la agencia de viajes con la que hayas contratado el Camino, pero los de madera hacen una buena función, son muy baratos (apenas 7 nuevos soles el par) y cuando acabes la caminata puedes desprenderte de ellos o llevártelos de recuerdo. (Leer el post Qué llevar al Camino Inca)
Después de Ollantaytambo la furgoneta se dirige hasta el famoso kilómetro 82, el punto desde el que se inicia el camino. Todos los pasajeros, porteadores y guías pasan por el control de pasaportes y, una vez cumplido con el trámite, ¡empieza la aventura!
Esta primera etapa del camino es razonablemente fácil. Tiene varias subidas con mucha inclinación, pero no presentan gran dificultad. Este es el perfil de ruta de la primera etapa, que registramos nosotros mismos y que podéis descargar en el perfil de Wikiloc de Dani:
A mediodía, el grupo se detiene en un campamento cercano al complejo arqueológico de Llactapata, donde los porteadores (que ya han llegado mucho antes que el grupo de pasajeros) ha preparado la carpa para comer.
Este primer día sirve de aclimatación y te pone a prueba de cara a las próximas etapas. Si al terminar el día te das cuenta de que has sufrido mucho, te puedes plantear regresar al día siguiente y no continuar el camino. Una de las personas que venía en nuestro equipo así lo hizo, ya que no se vió con fuerzas para enfrentarse a los siguientes días (bastante más duros que el primero). En mi caso, he de decir que el primer día me pareció maravilloso, un paseo precioso con algunas subidas no demasiado exigentes y con sorpresas como las vistas a diferentes complejos arqueológicos.
Al terminar el día haces noche en el campamento de Wayllabamba, donde al llegar te encuentras con tu tienda de campaña montada y puedes descansar antes de la «hora del té» (sobre las 17h), que es como le llaman a lo que, para nosotros los españoles, sería una especie de merienda y que consiste en tomar un tentempié en compañía del resto de pasajeros. Es un buen momento para charlar, intercambiar sensaciones y relacionarse con el grupo.
Día 2: paso de Warmiwañusca (4.200 m) y campamento de Pacaymayo
El segundo es el día más duro de todos por la larga y pronunciada ascensión hasta el paso de Warmiwañusca, o paso de la Mujer Muerta (qué vaya mal rollo da el nombre), a 4.200 metros de altitud. Son más de seis horas de ascensión contínua que te dejan frito cuando empiezas a notar los estragos de la altitud.
Durante los primeros kilómetros la subida es gradual, con algunos tramos planos que ayudan a recuperar pulsaciones. Los guías suelen programar varias paradas en puntos concretos que sirven para reagrupar al personal, ya que lo mejor es que cada uno suba al ritmo que le sea más cómodo. En las primeras paradas hay pequeños puestos de bebidas que la gente de la zona prepara para suministrar a los sedientos caminantes. Eso sí, ¡a unos precios desorbitados!. Es la última vez que se tiene contacto con otra gente que no esté haciendo el camino, ya que después no vuelve a haber rastro de civilización hasta llegar a Machu Picchu.
En el último tramo de la ascensión, cuando ya veía el punto más alto del paso y parecía que me iba a costar poco alcanzarlo, la altitud empezó a hacer de las suyas y el corazón se me salía del pecho con cada paso que daba hacia mi objetivo. Es una sensación extraña, como si acabaras de correr tu mejor sprint y no tuvieras aire en los pulmones, o como si el oxígeno no consiguera entrar en tu cuerpo por más bocanadas que des al aire. Y lo más curioso es que esto te pasa tras apenas haber avanzado dos pasos. La parte buena es que, al parar unos instantes, tu cuerpo se recupera de inmediato. Apenas un minuto de parada y puedes volver a la carga. Eso sí, de nuevo unos pocos pasos más y ahí está de nuevo la sensación de ahogo.
Al menos estas fueron las sensaciones que yo tuve, pero la solución para mí fue tan sencilla como tomárme la ascensión de los últimos metros con más calma. Al fin y al cabo, no vas a ganar ningún premio por subir más rápido y lo mejor es disfrutar del camino y deleitarte con las vistas en cada parada. Aún así, hice la ascención en un tiempo menor de la media, así que no soy una mala montañera al fin y al cabo. 😉
Tras coronar la cima, toca el descender hasta el campamento de Pacaymayo, unas tres horas más de bajada por un camino rocoso y bastante empinado (sobre todo al principio) que te machaca un poco las rodillas, pero que no es nada en comparación a la bajada que te espera al día siguiente.
Si completas la etapa dentro del tiempo estimado, llegarás al campamento a la hora de comer, lo cual es un alivio porque te queda el resto de día para descansar. Si te animas, te puedes pegar una ducha (la única de todo el camino) pero tendrás que hacerlo con agua fría y en unas condiciones higiénicas bastante deplorables. La mayoría optamos por seguir conviviendo con nuestros malos olores durante el resto de camino. 😛
Día 3: Paso de Runkurakay (3.920) y campamento en Wiñaywayna, visitando varios completos arqueológicos
El tercer día es el más cultural de todos, ya que el camino trascurre entre diferentes complejos arqueológicos, a cada cual más espectacular. También es la zona más húmeda y selvática y es fácil que te sorprenda la lluvia o la niebla, como fue nuestro caso.
El día comienza con el ascenso al segundo paso, Runkurakay, a 3.920 m de altura, y continúa vistando los complejos arqueológicos de Runcaracay, Sayacmarca, Phuyupatamarca, Intipata y Wiñaywayna (donde se planta el tercer y último campamento).
En este caso, lo más duro del día no es un ascenso, sino el interminable descenso de varias horas por un camino de irregulares escalones de piedra. Un destroza-rodillas en toda regla.
Reconozco que los descensos se me dan bien y bajé sin problemas. Tengo una lesión en la rodilla izquierda pero, por suerte, no me dió ninguna guerra. Eso sí, en estos tramos, igual que en las subidas en altitud, es cuando más te alegras de haber sido sensato con el peso que has cargado a tu espalda. Lo recomendable es no cargar más de un 10% de tu peso corporal y es importante hacer caso a esta regla si no quieres sufrir de manera inecesaria. Os cuento más sobre esto en el post Agencia de viajes para el Camino Inca y Qué llevar al Camino Inca.
Lo mejor de este día y, para mí, de todo el viaje a Perú, fue un momento muy especial que vivimos en el complejo arqueológico de Intipata. Hay que desviarse un poco del Camino Inca habitual para llegar a Intipata y no todos los pasajeros lo hacen, bien porque están cansados y prefieren ir directos al campamento o bien porque sus guías no les ofrecen la oportunidad. Es un enclave espectacular, con las vistas más impresionantes del camino y donde nos encontramos prácticamente solos.
Es un lugar tan remoto y abrupto que apabulla. Si tenéis ocasión, no dejéis de ir. Nosotros tuvimos la suerte de que nuestro guía de Camping Tours, Víctor Paco, nos llevara hasta allí y fue un momento inolvidable. ¡Gracias Paco!
Día 4: Llegada a Machu Picchu
El último día nos levantamos nada menos que a las 3:00 horas de la mañana. Un madrugón que solo se justifica porque, al ser el último día, los porteadores tienen que recoger todo el campamento y volver a sus casas en el primer tren de la mañana, a cuya estación de salida tienen que llegar andando por la montaña antes de que salga el sol.
Los pasajeros y los guías esperamos en la entrada del Parque Machu Picchu (a sólo un par de kilómetros de distancia del campamento) que abre sus puertas a eso de las 6:00 horas. Entonces todos volvemos a pasar el control de pasaportes (como el primer día) y comenzamos a caminar durante dos horas hasta la llamada Puerta del Sol, un punto elevado desde el que se ven, según dicen, unas vistas impresionantes del Machu Picchu. Y digo «dicen» porque esto es lo que vimos nosotros:
No tuvimos suerte y Machu Picchu no se dejó ver. Pero poco a poco fue despejando y pudimos entrever algunas de las terrazas, los restos de las casas de la antigua ciudad inca y la montaña del Wayna Picchu.
El resto del cuarto día del camino se dedica a visitar Machu Picchu y regresar a Cuzco pasando por Aguascalientes (un pueblo demasiado turístico y, a mi parecer, con no demasiado encanto) desde donde parten los trenes de vuelta, que salvan una distancia similar a la que acabas de recorrer durante los últimos cuatro días, en apenas cuatro horas.
La visita a Machu Picchu seguramente variaría mucho dependiendo de si la haces por libre o con guía y de lo bueno o malo que sea el guía. Nuestro guía fue el mejor. Víctor Paco, que nos había acompañado durante todo el Camino Inca, nos explicó con detalle todos los restos arqueológicos de la ciudad, recorrimos todos los puntos importantes y conocimos todavía más cosas de la fascinante cultura de los Incas, todo justo antes de que se pusiera a llover torrencialmente y corriéramos a coger el autobús de bajada a Aguascalientes, donde nos reunimos con el grupo para la última comida de despedida (esta ya corre a cuenta de cada uno).
Después de todo, me quedo con la sensación de haber vivido una de las mejores experiencias de mi vida. Cuatro días emocionantes rodeados por un entorno espectacular y con unos compañeros de viaje estupendos. Será muy difícil que un viaje pueda superar las emociones tan intensas vividas aquí. ¡Hasta siempre Machu Picchu!
Comments
7 CommentsRocío
Sep 18, 2014qué pasada Lola, he sentido al mismo tiempo la angustia de subir la montaña y la felicidad de contemplar esas vistas hasta llegar a la impresionante ciudad del Machu Pichu. Sin ninguna dura, un lugar al que debo ir, pero por si acaso, voy a empezar fuerte a machacar mi corazón, si no, moriré el primer día.
Almudena
Sep 18, 2014Me ha encantado como has descrito tus sensaciones y como poder realizar todo. Aunque no creo que yo pueda hacer un viaje así, me gusta leer como otros viven esas experiencias. Las fotos como siempre, geniales. Gracias Lola por compartirlo con nosotros.
Lola Buendía
Sep 22, 2014¡Gracias a las dos por vuestros comentarios! Me alegro de que os haya gustado el post. 🙂
JUAN RENE
Dic 7, 2015Estimada lola, no se si tienes el telefono o direccion o eMail de Victor Paco un excelente guia, pienso retornar de nuevo, perdi su direccion te agradesco. JUAN RENE
Ana
Jun 24, 2016Hola,
voy a hacer el camino Inca el próximo mes de Septiembre y tengo la duda de si cargar con un saco desde Madrid o alquilar los que te propone la agencia de allí.
¿que me aconsejas? ¿en que estado estaban? ¿limpios?¿pasaste frió?
Lola
Jun 24, 2016Hola Ana,
Yo preferí alquilarlo allí con Camping Tours porque, si me lo llevaba desde España, tendría que cargarlo durante todo el viaje por Perú. Si sólo vas a usar el saco para el camino (son sólo 3 noches), yo creo que no merece la pena llevártelo.
Los sacos que alquilamos eran muy cálidos, estaban limpios y no pasé nada de frío. Si te llevas el tuyo, asegúrate de que resiste temperaturas muy bajas.
ana
Jun 26, 2016Muchas gracias! ! Me has resuelto ya mi duda. Me parecía un rollo cargar con
El saco tantos dias para solo 3 noches. Vamos 16 diaa. Asi que fenomenal tu consejo.