Hace aproximadamente un año algo me impulsó a calzarme unas zapatillas y salir a correr. Entonces no era capaz de correr ni 10 minutos seguidos. Nunca me había interesado el running, nunca he sentido interés por la competición y tampoco soy ninguna atleta. De hecho, en un pasado no demasiado lejano y durante algunos años, motivos de salud me impedían hacer casi cualquier esfuerzo físico. Nadie, ni yo misma, me imaginaba corriendo hoy mi primera carrera.

Creo que fue el hecho de empezar a trabajar en casa lo que me animó a buscar una actividad que me obligara a levantarme de la silla. Empecé alternando cortos intervalos corriendo y andando durante varias semanas. La primera vez que corrí 20 minutos sin parar me sorprendí a mí misma. El día que llegué a 25 minutos me sentí poderosa. Poco a poco salir a correr se convirtió en algo que ya no era una obligación, sino un placer.
A finales del verano de 2012 me sentía muy en forma, de muy buen humor, más fuerte que nunca. Corría 5km tres días a la semana, e incluso madrugaba para salir a correr antes de trabajar y evitar el calor del verano. Entonces empecé a esforzarme más para pasar de los 5 km. Llegaron los 6k, los 7k e incluso los 8k. Pero entonces me lesioné la rodilla y tuve que parar. El fisio me dijo que la posición natural de mi rodilla izquierda hace que el ligamento sufra demasiado con cada impacto y acabe por sobrecargarse.
Con el parón por la lesión perdí el ritmo, llegó el invierno y perdí la motivación. Lo que antes me parecía admirable, como correr 5 km, ya no me parecía tan especial. Y es que me había demostrado a mí misma que podía hacer más y ya no me motivaba hacer menos. Lo peor es que cada vez que forzaba un poco, la lesión en la rodilla volvía.
La Carrera de la Mujer ha sido la motivación que necesitaba. Una carrera de 7 km por la ciudad de Valencia que puede correrse sin presiones, a tu ritmo, animada por muchísimas otras mujeres corredoras y por un ambiente emocionante.
Hoy he terminado mi primera carrera en 45 minutos y 29 segundos. No es la mejor marca del mundo, y está lejos de ser memorable, pero me siento feliz y orgullosa como nunca. La rodilla me ha dado algún problema, y creo que tendré que reposarla unos días hasta poder volver a correr, pero cruzar la meta habiendo superado mi objetivo ha valido la pena.
Aunque muchas mujeres participan en la Carrera de la Mujer en grupo o acompañadas de otras amigas o familiares, yo he acudido sola. En mi entorno de mujeres no hay corredoras y ninguna se animó a acompañarme. Así que hoy tenía un poco de nervios por sentirme sola en mi primera carrera. Pero de sola nada. Estar rodeada de 10.000 mujeres vestidas de rosa no es estar sola.
Yo nunca imaginé la emoción que se siente al tomar la salida junto a miles de mujeres corredoras, la satisfacción de superar cada kilómetro, los aplausos de la gente en la calle, el subidón del último kilómetro con miles de personas animando, la llegada a la línea de meta sabiendo que vas a cumplir lo que te habías propuesto, la cara de orgullo de quien te espera a la llegada… Es de las cosas más emocionantes que he hecho en mi vida.
Si además pienso en todo lo que he conseguido desde que, hace algunos años, apenas pudiera realizar esfuerzos, hasta terminar mi primera carrera con una sonrisa de oreja a oreja… la satisfacción no puede ser mayor.