Todos necesitamos un momento de relax y desconexión de vez en cuando. Buscando un lugar donde tener el mío, encontré la Finca El Pao, muy cerca del municipio valenciano de Jijona (Xixona), famoso por sus turrones.
Como veréis en las fotos, es un lugar precioso aislado del ruido de la ciudad, rodeado de paisaje mediterráneo y pensado para disfrutar de unos días de tranquilidad y, ¿por qué no? de hedonismo.
La casa tiene unas ocho habitaciones, todas ellas con terraza o balcón propios y muy sabiamente orientadas hacia el este, recogiendo así el calor de la mañana para hacer las tardes más frescas. Son habitaciones sencillas sin grandes lujos, pero fueron diseñadas siguiendo los principios del Feng Shui y son acogedoras. Como no hay muchas habitaciones, nunca encontrarás mucha gente, lo cual se agradece en un lugar tan íntimo.
Este año tuvimos un mes de mayo muy fresco, y durante nuestra estancia por la noche las habitaciones estaban frías. Pero nada que no solucionen los dueños de la casa, Pascal y Joris, que se encargan de proporcionar a sus huéspedes cualquier cosa que necesiten. Un par de mantas, un radiador extra y todo solucionado. Eso sí, mucho me temo que, en pleno verano, regular la temperatura puede ser más problemático, ya que las habitaciones no tienen aire acondicionado.
Para relajarse, además de una piscina muy soleada, la finca dispone de un mini spa, compuesto por una sauna, un jacuzzi al aire libre y un par de hamacas con vistas a la montaña donde relajarse tomando un té. Los huéspedes hacen uso del spa por turnos, es decir, que es conveniente reservar, ya sea durante el día, o incluso por la noche. La parte buena es que, de esta forma, te aseguras que siempre harás uso exclusivo del spa durante tu tiempo reservado, lo cual resulta ideal para ir en pareja.
En el interior de la casa hay un salón-comedor de uso compartido y una cocina. Puedes utilizar la nevera y los utensilios de cocina con total libertad. Nosotros no pudimos resistirnos a comprar unos helados de turrón en Xixona que guardamos en la nevera para tomar después junto a la piscina. ¡Esos pequeños placeres de la vida!
Si todavía quieres adherezar tu estancia con algo más, también puedes contratar masajes relajantes y tratamientos de bienestar. Y si hace buen día, podrás disfrutar de ellos al aire libre.
Por la noche se puede cenar en la casa si reservas con antelación. Pascal y Joris preparan la cena personalmente. En nuestro caso prepararon una abundante barbacoa, con embutido y carne a la brasa acompañados de patatas asadas, ensalada y tarta de postre. Puedes pedir vino o incluso llevar tu propia bebida. El precio de la cena (sin bebida) es de 18€ por persona.
¿Y qué decir de los desayunos? Café, té, zumos, tostadas, queso, fiambre, y lo mejor de todo: mermeladas caseras. Para mí, la mejor mermelada de las que probé allí fue albaricoque con lavanda. Sorprendente y deliciosa.