Lo reconozco, elegimos Rumanía como destino para las vacaciones de Semana Santa sólo porque era el vuelo directo más barato desde Valencia en esas fechas. El país de los Cárpatos, de Drácula y de los castillos de Transilvania no estaba en mi lista de deseos de viaje, pero acabó por derrumbar mis prejuicios.
Decidimos que Brasov, a los pies de los Cárpatos, sería nuestra base de operaciones para alojarnos y realizar excursiones de un día utilizando el transporte público. Dos de las excursiones típicas en Transilvania son el Castillo de Bran (supuestamente el castillo de Drácula) y la ciudadela de Rasnov. Ciudadela y castillo pueden visitarse en un sólo día desde Brasov moviéndose en autobuses públicos.
Cómo llegar a Bran y Rasnov desde Brasov en autobús
Aunque muchos viajeros recomiendan alquilar un coche para recorrer Transilvania a tu aire, nuestro presupuesto para este viaje era limitado y preferíamos optar por soluciones de transporte menos cómodas, pero más baratas y, desde nuestro punto de vista, más interesantes. Moverse en autobuses urbanos y trenes te ofrece, como turista, la posibilidad de sentirte más integrado en el lugar, interacturar con los locales, aprender de las infraestructuras de movilidad de otros países y, a veces, vivir alguna que otra aventura inesperada. Además, para nosotros es un alivio no tener que preocuparnos del coche durante las vacaciones, ni del estrés de conducir, aparcar, conocer las rutas por carretera, etc.
Brasov tiene dos estaciones de autobuses: la principal, junto a la estación de trenes, y la Autogare 2, al oeste de la ciudad. Desde ésta última salen los autobuses hacia Bran. Lo ideal es coger el primer autobús de la mañana hacia Bran, a las 9:00 h. Los tickets se compran en el mismo autobús y conviene llegar con antelación porque los rumanos son muy puntuales en cuanto al transporte público. Todos los trenes y autobuses que cogimos durante nuestro viaje salieron y llegaron a su destino con una puntualidad asombrosa.
El conductor del autobús avisará cuando llegue a la parada de Bran. En el mismo lugar, pero al otro lado de la calle, está la parada de autobús que deberás coger para hacer el trayecto inverso y/o para ir a Rasnov. No verás una parada de autobús con marquesina, sino un banco de madera junto a un puesto de cómida rápida y un cartel descolorido con los horarios de los autobuses. Cuando hayas terminado tu visita al castillo de Bran, coge desde aquí otro autobús a Rasnov.
En Rasnov el autobús tiene dos paradas, la mejor es la que está más cerca del centro, tanto para bajar cuando vienes desde Bran, como para luego volver a coger ese mismo bus para ir a Brasov. En total, los tres billetes de autobús (Brasov-Bran, Bran-Rasnov, Rasnov-Brasov) nos costaron unos 17 leis por persona (4 euros).
Que ver en Bran: el Castillo de Drácula
El Castillo de Bran es la atracción turística más conocida de Transilvania debido a su asociación con el castillo del personaje de Bram Stoker, Drácula. Pero lo cierto es que no hay evidencias de que éste sea realmente el castillo que inspirara la novela.
La que podría haber sido la auténtica residencia de Vlad Tepes, un príncipe del sur de Rumanía conocido por la ferocidad con la que se defendió de los ataques del imperio Otomano y origen del Drácula de Stoker, es el castillo de Poenari, actualmente en ruinas. Al parecer, Ceaucescu, dictador de Rumania, vio la oportunidad de explotar la figura de Drácula como reclamo turístico pero, dado que el castillo de Poenari presentaba un aspecto ruinoso, eligió el castillo de Bran, mucho mejor conservado y de fácil acceso.
Actualmente, en los alrededores del castillo de Bran han proliferado las tiendas de souvenirs, puestos de comida, cafeterías… convirtiendo el entorno en una especie de feria gótica-kitsch en torno al mito del vampiro.
El de Bran tampoco es un castillo especialmente bonito, ni su ubicación destaca por nada en especial. Aún así parece que sigue siendo una visita fija en los recorridos por Rumanía y, aunque sea por saciar la curiosidad, son pocos los que resisten a visitarlo en su viaje por Transilvania.
Qué ver en Rasnov: la ciudadela
La mejor opción para complementar la visita al falso castillo de Drácula es la ciudadela de Rasnov, fortaleza construída en el siglo XIII para la defensa de la ciudad de los tártaros. El conjunto, declarado Monumento Nacional, conserva las murallas, algunas de las Torres de defensa y algunas construcciones civiles en el interior.
Llegar a Rasnov no tiene pérdida, las letras al estilo Hollywood en la montaña no dejan lugar a equívocos. Una vez en el pueblo, para acceder a la ciudadela, lo más cómodo es coger el funicular que asciende por la colina partiendo de la plaza Unirii.
El interior de los muros de la ciudadela de Rasnov nos pareció un poco descuidado y las antiguas casas, lejos del encanto medieval que podría esperarse de ellas, han sido adaptadas para albergar tiendas de souvenirs con todo tipo de artículos totalmente fuera de contexto: perritos de juguete bailarines, muelles de plástico, camisetas y cualquier cosa que bien podrían encontrar en “el chino” de tu barrio.
Pero Rumanía te da una de cal y otra de arena y compensa su debilidad por lo kitsch con otros atractivos. En el caso de la ciudadela de Rasnov, compensan las vistas y el entorno natural, con el pueblo de Rasnov a los pies de la colina y los Cárpatos al fondo.