Segundo día en San Francisco, el despertador suena temprano para llegar a tiempo a la primera salida hacia la isla de Alcatraz. Compré las entradas con antelación en la web y fue un acierto reservar para el “early bird”, porque llegas a la isla cuando todavía no está llena de turistas. Si, además, te das prisa en subir al recinto de la cárcel antes que el resto del grupo, puedes tener unos minutos de soledad en los pasillos de la prisión más famosa del mundo.
La entrada incluye audio guía en varios idiomas. La versión en español, como era de esperar, viene con acento mejicano de serie, como casi todo lo que lleva la etiqueta “spanish” en California. Con acento mejicano, en inglés o de cualquier manera, la experiencia merece la pena, y no sólo por la cárcel, sino por las magníficas vistas de San Francisco y del Golden Gate que se divisan desde la isla.
De vuelta a San Francisco, lo mejor es dar un paseo por la costa hasta el famosísimo Pier 39, uno de los muelles del puerto convertido en una especie de parque de atracciones al estilo americano: acuario, tiendas de regalos, fish and chips, hamburgueserías, heladerías, incluso uno de esos bares de oxígeno en los que te sientas en la barra, te ponen un tubito en la nariz y te pones a esnifar oxígeno. Así, como suena, lo había visto en la tele, pero nunca en vivo y en directo. Y ahí estaba la gente, pagando por respirar…
Lo que más me gustó de Pier 39, sin lugar a dudas, es el espectáculo gratuito que montan los leones de mar. Te puedes sentar junto al muelle con tu gigantesco helado de dos bolas y contemplar a estas impresionantes criaturas tumbadas al sol en las plataformas de amarre de los barcos, moverse torpemente unos sobre otros e incluso pelearse entre ellos por el dominio del territorio.
Para acabar la tarde, no se puede dejar de ver la zona de Fisherman´s Wharf. Tropezarse con cientos de turistas es inevitable pero aún así se puede sentir un poco del ambiente californiano que se espera de San Francisco. Y si te apetece hacer una parada en el camino para coger fuerzas, permítete entrar en Hooters, un bar típicamente americano conocido por sus camareras, todas tetonas de muy buen ver vestidas con mini-shorts ajustados y camisetas blancas semi-transparentes siete tallas más pequeñas de lo que deberían. En contra de lo que puedas pensar, no sólo hay hombres en busca de buenas vistas, sino que hay familias, grupos de chicas… un poco de todo. Si te decides a entrar, no olvides pedir unos los pepinillos fritos. ¡Deliciosos!
Finalmente, reserva las últimas fuerzas para un paseo por Nob Hill, uno de los barrios pijos de San Francisco donde los primeros habitantes acomodados de la ciudad comenzaron a construir sus palacetes, mansiones y casas al más puro estilo “snob”, y de ahí el nombre del barrio. Hoy en día quedan muchas de esas construcciones, así como algunos de los mejores (y más caros) hoteles de San Francisco. Después de la visita, los mortales como yo bajamos a los barrios plebeyos a alojarnos en nuestros rudimentarios aposentos pero… Who cares? I´m in SFO!
Nota: La primera y la tercera foto son de @drobles. La segunda es mía.
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1 comentarioBitacoras.com
Jun 1, 2011Información Bitacoras.com…
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