Todavía no os había contando mi experiencia en las playas de Koh Samui, donde pasé los últimos días de mi viaje a Tailandia, en el verano de 2013, así que ahí voy. Como veis, es un sitio precioso, aunque no tanto como las espectaculares fotos que muestran los catálogos de viajes a Tailandia. No es que los catálogos mientan (bueno, a veces exageran un poco), sino que la mayoría de las playas más famosas del país se encuentran en la zona de Phuket y Krabi, en el litoral oeste de la península de Malasia. Koh Samui, sin embargo, está en el Golfo de Tailandia, justo al otro lado de la península.
Elegimos Koh Samui porque está menos masificado que Phuket y Krabi y porque en agosto hay menos probabilidad de lluvias monzónicas que en esas zonas. Para pasar unos días de relax tirados en la arena, la isla de Koh Samui es una buena elección, incluso puedes hacer excursiones a otras islas cercanas, como Koh Tao (famosa entre los buceadores).
La isla de Koh Samui produce cantidades ingentes de cocos. Si alquilas una moto (prácticamente todo el mundo lo hace, ya que es la mejor manera de moverse por la isla) y recorres el interior de la isla encontrarás lugares como éste, donde los cocos se amontonan a miles. Para recogerlos de las palmeras, los habitantes de la isla adiestran a monos. Con tanta producción (buena parte de ella se exporta fuera de la isla), no es de extrañar que en Koh Samui puedas probar todo tipo de gastronomía a base de coco: postres, currys o simplemente cocos naturales.
Por cierto, cuidado con el sitio que eliges para tomar el sol, mejor que no sea debajo de una palmera cargada de cocos. Son duros como piedras y al caer desde esa altura pueden llegar a matarte. En serio, no serías el primero.
Las playas más famosas de Koh Samui son Lamai y Chaweng (al sureste de la isla) y Boh Put y Maenam (al norte). En la zona este y sur también hay zonas de playa muy bonitas, pero hay menos oferta de hostelería y restauración, por lo que los hoteles están muy apartados y algo aislados. Para mí, la mejor zona es Lamai, por la playa y por el ambiente, más tranquilo que Chaweng, pero no tan solitario como las zonas del sureste.
A la hora de elegir alojamiento en Koh Samui, si queréis estar en primera línea de la playa aseguraos de que no os pasa como a nosotros. Os cuento: reservé un hotel de categoría media en primera línea de la playa, con la idea de disfrutar del mar lo máximo posible. El primer día llegamos por la noche y apenas nos dió a tiempo a ver las instalaciones del hotel, pero sí me fijé en que el mar llegaba casi hasta el bar del hotel. Hasta ahí bien, tampoco vi mucho problema en que no tuviéramos mucha zona de arena.
Ahora bien, a la mañana siguiente, cuál es mi sorpresa cuando, desde las impresionantes vistas de la habitación compruebo que ¡NO HABÍA MAR!. Sí, sí, como lo oís: el agua del mar había desaparecido literalmente y en su lugar quedaba un largo rastro de arena mojada, caracolas, conchas y piedras.
La siguiente imagen fue tomada por la tarde desde nuestra habitación en el Hotel Palm Coco Mantra de Koh Samui. Ese es el aspecto que tenía nuestra playa a partir de las 18h, cuando empezaba a subir la marea. Por la mañana, el nivel de agua descendía de tal forma que todo el espacio que se ve hasta donde el mar parece cambiar de color (una línea de tierra que sobresale marca el límite) amanecía totalmente seco. Es decir, que ni bañarse en el mar, ni ná, de ná.
En fin, eso nos pasa por vivir en el Mediterráneo, que no estamos acostumbrados a las mareas. Tras la sorpresa, ese primer día paseamos por la arena unos cuantos kilómetros hasta llegar a la playa de Lamai, donde por fin encontramos una playa con agua. Confiados tras varias semanas bajo el sol tailandés, por el camino nos quemamos enteros, así que la llegada a Lamai fue como encontrar un oasis en el desierto. Y no es para menos, la playa de Lamai es una delicia: arena fina, aguas cristalinas, temperatura ideal. Ahí lo veis, un paraíso: