Después de meses de lluvia y frío, en Vancouver está saliendo el sol. Los días son más largos, las temperaturas más agradables, los árboles florecen… ¡ha llegado la primavera! Y con la primavera han llegado también los ciclistas. Parece que han estado hibernando y con el buen tiempo salen todos a la vez a llenar los carriles bici.
Ya me estaba dando envidia a mí verles ir al trabajo en bici, recorrerse de cabo a rabo Stanley Park los domingos y avanzar a toda velocidad por la ciudad, así que yo también me he comprado una bici y hoy mismo he salido a estrenarla. ¡Yuju!!
Como podréis adivinar, me he comprado una bici baratita, que el horno no está para muchos bollos, y menos después de los gastos extra de la mudanza. Ya le he hecho un hueco en la terraza del nuevo apartamento y hoy he salido a pasear sobre ruedas por Stanley Park como toda una vancouverita. ¡Qué os voy a contar, este tipo de cosas hacen que una se sienta un poco más integrada!
Pero aquí cuando compras la bicicleta tienes que comprar, además, el «kit completo anti-multas para ciclistas». Me explico. A los canadienses les encanta tenerlo todo bajo control y, por eso, tienen leyes para regular cualquier aspecto de la vida. Circular en bici no podía ser menos, así que no puedes coger tu bici y simplemente salir a pedalear por donde te apetezca, hay que tener en cuenta una serie de normas.
Para empezar, es obligatorio llevar caso. Además, la bici tiene que tener uno de esos pequeños timbres en el manillar para que puedas hacerte oír. Por la noche, también es obligatorio que tenga luz. Así que cuando te compras la bici, tienes que hacerte con el kit completo: casco, timbre y luz.
¿Ya estás totalmente equipado para convertirte en un ciclista vancouverita? Pues ahora, además, asegúrate de conocer la red de carril bici de Vancouver. No todas las calles están habilitadas para bicis. Identificarlas es fácil porque hay un dibujo de una bici en el cartel del nombre de la calle pero, además, en algunas zonas te encuentras con que el carril bici es de una sola dirección.
Fuera de Downtown hay zonas menos transitadas donde se puede circular con más tranquilidad pero en el centro hay que estar atento y fijarse siempre en los semáforos específicos para bicis. Lo más peligroso son los cruces, donde los coches pueden girar a la derecha y arrollarte si no tienes cuidado y sigues las normas. Si tienes dudas, mejor consulta BikeSense, una web en la que se explican al detalle las normas de circulación para ciclistas en la provincia de British Columbia.
En cualquier caso, ir en bici es un placer y te permite descubrir muchas zonas nuevas de la ciudad y moverte rápidamente. Ahora que muchos días sale el sol, Vancouver parece una ciudad totalmente distinta, reluce y brilla como ninguna, se llena de vida y las posibilidades de ocio se multiplican. ¡Ya llegó la primavera!